Los
torus o exostósis óseas se consideran excrecencias no neoplásicas, las cuales
se localizan en los maxilares, provenientes del mismo hueso, presentando un crecimiento
lento y progresivo. Normalmente aparecen
en mujeres de la tercera década de vida, edad, en una proporción de mujer:
hombre de 2:1, siendo sumamente raros en niños. Están compuestos por una
cortical ósea densa y escaso hueso esponjoso, recubiertos por una delgada capa
de mucosa y generalmente asintomáticos. La palabra “torus” tiene su origen en
el latín, que significa tumor o protuberancia y es considerado una variación
anatómica.
Los
torus se han podido clasificar según su tamaño, localización y número. De
acuerdo a su tamaño, los torus son pequeños, alcanzando tamaños no mayores de
3mm, los medianos oscilan de 3 a 5 mm y los grandes, presentan tamaños mayores
de 5 mm. En relación a su localización, pueden ser palatinos, mandibulares y
zonas múltiples en formas de exostósis.
Según
su forma, se han clasificado en cuatro grandes grupos: a) Planos: se presentan
como una suave convexidad simétrica y base amplia; b) Fusiformes son más
pronunciados y a veces con un surco en la línea media; c) Nodulares presentan
varias protuberancias con base individual y d) Lobulares: muestran una base
amplia y común para los diferentes lóbulos. De acuerdo al número, los
torus pueden ser únicos, múltiples, unilaterales y bilaterales.
El Torus
Palatino (TP) consiste en una protuberancia ósea en a la
línea media del paladar y es una de las
exostosis más frecuentes, ocurriendo en alrededor del 20% de la población, muestra
una fuerte influencia étnica, en este sentido, se desarrolla casi el doble en
mujeres que en hombres, más frecuentemente en nativo americanos, esquimales y
noruegos. Usualmente inicia su aparición alrededor de los 30 años. La base del
nódulo óseo se extiende a lo largo de la porción central del paladar duro e
inferiormente hacia la cavidad bucal. En general, está recubierto por una
mucosa normal, sin embargo, dicha mucosa puede estar pálida, ulcerada o
traumatizada. Los TP ha sido clasificado según su localización en Tipo I (desde foramen incisivo a espina
nasal posterior), Tipo II (foramen incisivo a la sutura palatina transversal),
Tipo III (zona posterior del maxilar a la parte más posterior de la espina
nasal) y tipo IV (solo zona posterior maxilar).
En
cuanto a su etiología, la misma ha sido relacionada a un mismo gen autosómico dominante, ligada
al cromosoma Y, excluyéndose la herencia ligada al cromosoma X, sugiriendo
penetrancia incompleta alrededor del 9,1%. También se consideran factores
ambientales como el estrés, hiperfunción masticatoria, abrasión dentaria o
bruxismo, enfermedades periodontales , procesos infecciosos del tejido
conectivo cercano a la línea gingival e inclusive la presencia de hábitos alimenticios relacionados con el
nivel de consumo de ácidos grasos polisaturados y vitamina D, involucrados en
el proceso de crecimiento óseo, así como fuerzas musculares ejercidas en la
región.
Radiográficamente,
las exostósis que están compuestas por hueso compacto pueden observarse como una radiopacidad uniforme, las
que contienen un espacio medular grande evidencian la presencia de trabeculado
con mayor facilidad. Los TP, pueden demostrarse en una radiografía oclusal, en
dicha película se observa una opacidad de forma oval situada en la línea media El
cuerpo de éstos torus aparecen como masas radiopacas con abundante detalles de
obliteraciones en dientes y senos maxilares.
En las radiografías panorámicas se presenta como una imagen radiopaca adherida al paladar duro, y puede sobreponerse a los ápices de los dientes. Los bordes suelen ser definidos, mostrando una forma redondeada. La tomografía computarizada cone beam ha sido ampliamente utilizada para el diagnóstico de diferentes condiciones patológicas o la observación de estructuras anatómicas, desde que proporciona una visión tridimensional, permite una mejor evaluación de las mimas, en particular posibilita valorar la composición medular o cortical de los torus, su relación con estructuras adyacentes, tamaño (Figura 1), siendo que las reconstrucciones en 3D son útiles en la visualización de su forma (Figura 2). Sin embargo, en la mayoría de los caso, los TP son hallazgos incidentales.
En las radiografías panorámicas se presenta como una imagen radiopaca adherida al paladar duro, y puede sobreponerse a los ápices de los dientes. Los bordes suelen ser definidos, mostrando una forma redondeada. La tomografía computarizada cone beam ha sido ampliamente utilizada para el diagnóstico de diferentes condiciones patológicas o la observación de estructuras anatómicas, desde que proporciona una visión tridimensional, permite una mejor evaluación de las mimas, en particular posibilita valorar la composición medular o cortical de los torus, su relación con estructuras adyacentes, tamaño (Figura 1), siendo que las reconstrucciones en 3D son útiles en la visualización de su forma (Figura 2). Sin embargo, en la mayoría de los caso, los TP son hallazgos incidentales.
Figura
2. Reconstrucción 3D de tomografía computarizada cone beam, donde se observa
aspecto nodular de torus palatino (flechas rojas) y presencia de torus mandibular
(flechas azules).
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Referencias
El Achkar, VNR, Lopes
SLP de C, Pinto ASB, do Prado RF, Kaminagakura E. Imaging Aspects of Palatal
Torus in Cone Beam Computed Tomography and Magnetic Resonance: Case Report. Acta Stomatol Croat,2016; 50(4),
359–364.
Fernández
R, Borie E, Sanhueza A, Rebolledo
K, Parra P. Presencia de exostosis orales en pacientes de la ciudad de
Temuco, Chile. Avan Odontoestomatol 2012; 28(2:)
63-69.
Rodríguez
L, Santos M, Medina A. Torus y exotosis oseas. Revisión de la literatura. Acta
Odontol Venez 1999; 37(2). Disponible en: https://www.actaodontologica.com/ediciones /1999/2/torus_exost%C3%B2sis_oseas.asp
White SC, Pharoah MJ. Oral
radiology. Principles and interpretation. 4th edition, 2000. Mosby, Saint
Louis, Missouri, USA.
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